Aunque un cambio hacia hábitos saludables conlleve entre otros “efectos secundarios” que pierdas un posible exceso de grasa y que con ello veas disminuir los kilogramos que marca tu báscula, ese no es el objetivo principal de Ingeniería de hábitos.

Además, has de asumir que el que crees “tu peso ideal”, puede no encontrarse dentro de valores saludables. Debes establecer unos objetivos reales y siempre referentes a tu masa grasa. Existe un rango de valores entre los que tu hipotálamo “se siente cómodo” y que no conviene alterar con restricciones drásticas basadas en contar calorías pues acabarán provocando una disminución de tu gasto energético basal. Al final cada vez comerás menos y a pesar de ello no lograrás alcanzar ese “peso” (o hacerlo sin enfermar).

Recuerda que NO estás haciendo dieta, comienzas una nueva etapa que te permitirá superar tu “adicción” a la comida insana, a los malos hábitos y que mejorará la forma en la que vives tu alimentación. Hacer dieta es un estado temporal que puedes “coger y dejar, coger y dejar, coger y dejar…”, un parche que no soluciona el problema.

En este proceso debes de tener en cuenta que tu cerebro es “neutro”, es decir, puede fijar tanto hábitos positivos como negativos. Los hábitos se crean a base de la repetición, así que de ti depende que sean saludables. Aproximadamente, pues todo depende de la persona y de las circunstancias particulares de cada uno, se estima que pueden ser necesarios entre 30 y 90 días para establecer un nuevo hábito, así que ten paciencia.

Al principio deberás hacer un esfuerzo para no caer en tus viejas rutinas, pero con el tiempo, los nuevos hábitos saludables se convertirán en tus nuevas rutinas automáticas y sin esfuerzo. Para lograrlo, no te liaremos con estudios ni explicaciones científicas enrevesadas, te ayudaremos a que fijes nuevos hábitos y superes viejas costumbres mediante pautas y técnicas sencillas. En definitiva, herramientas que te ayuden a conseguir tu objetivo final:

Tener una relación sana con la comida y volver a comer según las señales internas de tu cuerpo, esas que te indican cuando tienes hambre real y no las que producen tu ansiedad por la comida.

Si realmente te has comprometido a cambiar, deja la vagancia y las excusas a un lado, sigue las pautas y utiliza las herramientas. No vale sólo con leer una idea y pensar que ya sabes cómo hacerlo, debes emplear tiempo cada día en realizar y repasar los ejercicios que te proponemos. De este modo podrás, por ejemplo, anticiparte a los “interruptores” que activan el modo GM y te será más fácil no caer en viejos hábitos.

No olvides suscribirte a nuestro blog!

Aviso legal y política de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.

Consulta aquí el Aviso legal.

Consulta aquí la Política de privacidad.